«En este nuevo rol necesito anticiparme y eso me agobia». se dice Leticia. Suena a exceso de futuro.
El exceso de futuro parece caracterizarse por:
Necesidad de anticipar: ¿Cuánto es posible saber lo que desconocemos? Luego de trabajar sobre esta creencia, Leticia reunió a su equipo a conversar sobre lo que cada uno sabía y podía aportar. Comprendieron que hay una co creación por delante, que requiere de confianza y compromiso. Conversaron cuál es el norte al que se comprometen y van diseñando camino juntos con espacio para paradas para reflexionar sobre aprendizajes y celebrar hitos.
Necesidad de parecer: «Me eligieron para este puesto. Ahora cómo demuestro que soy valioso?» Y si ya lo fueses, qué estarías haciendo de manera diferente, confiando en tu espacio de poder?
Necesidad de controlar: Se parece a la necesidad de saber, sólo que involucra a otros e involucra andar detrás de cada acción con la fantasía de que eso genera equipo y cultura. Cuando nuestros pedidos son impecables y nuestro seguimiento nutre, el control de detalles pierde relevancia.
Nuestro futuro sólo reside en nuestras conversaciones. Te propongo abordar este exceso de futuro a través de la magia de las preguntas. Creo que nos educaron para dar respuestas correctas y eso parece haber atrofiado nuestra curiosidad radical de la niñez.
¿Qué conversación de oportunidad o de desastre estoy teniendo conmigo?
¿Qué es clave preguntar a mi equipo, a mi empresa, a mi entorno?
¿Qué conversación necesitamos tener, y cuál necesitamos dejar atrás?
El futuro emerge desde la emoción en la que nos relacionamos con él. ¿Miramos al futuro desde la confianza o el temor?
Conversemos sobre dónde está tu futuro.